Los ejecutivos de las grandes empresas cuentan con grandes beneficios. Sueldos suculentos, viajes en business, hoteles cinco estrellas y todo un mundo de primera clase que es un verdadero placer. Lo único que le piden a cambio es estar 24 hs conectados, atentos a la llegada de cualquier e-mail, dispuestos a salir corriendo para una presentación, prestos a responder cualquier llamada. Un ritmo de locos al que si le quitamos el sushi y el blackberry se parece bastante a la explotación.
La original propuesta de Ignacio Masjuan y Martín Serra presenta este tema bastante ignorado por el teatro actual a través de una lograda fusión entre recital de rock, performance y teatro de texto. El ejecutivo que le lee el cuento de las buenas noches a su hijo vía celular desde algún remoto aeropuerto, la joven CEO que sólo ve a su familia desde la pantalla de video de Skipe y el publicitario que se aleja más y más de su Caleta Olivia natal construyen un relato fragmentario que va ganando coherencia a medida que la obra avanza. Matizado con las canciones ad hoc de la banda de rock en vivo, los personajes van entrando en una espiral cada vez más cerrada mientras el privilegiado mundo en el que habitan se vuelve cada vez más inhumano.
La obra tiene, como logro principal, la interesante puesta en escena que al principio no deja muy en claro qué tipo de espectáculo va a ofrecer y, a medida que avanza la obra, demuestra que había una concepción estética detrás. Una buena banda de rock que además de sonar muy bien interviene como un nuevo narrador y tres actores que no descuidan sus papeles ni un instante ayudan a crear un clima sumamente intenso donde los personajes y la música transmiten emoción.
Una muy buena propuesta para pensar un poco qué tren queremos tomar y cuánto estamos dispuestos a pagar por el viaje. Al fin y al cabo, hay vida detrás del celular.
Martin Fernández Tojo